16/3/07

Querido maestro


Hasta siempre don Daniel
En estos tiempos que corren la historia que voy a contar parece un cuento chino pero puedo aseguraros que es real. El pasado 9 de febrero (de 2007) falleció en Zaragoza el que fuera mi primer maestro, se llamaba Daniel Salanova Orueta y tenía 89 años. Fue en Pastriz (un pueblo a 12 kilómetros de Zaragoza) dónde ejerció hasta jubilarse y donde nuestros caminos se cruzaron, pero después de esa fecha siguió viviendo en el pueblo, donde sin olvidar el suyo natal, ha dejado una profunda huella, al menos para mi familia y para mi. Don Daniel, como nunca he podido dejar de llamarle, nació en Tobed (Zaragoza) en 1917. Sus estudios se vieron truncados por la guerra civil, al ser movilizado su reemplazo, permaneciendo en filas durante tres años, aunque al incorporarse, fue seleccionado para realizar un cursillo de radio de campaña que le libró del uso de armas al dedicar su actividad en infantería al empleo de una emisora móvil en diversos frentes. En su macuto de soldado nunca faltaban libros de estudio a los que dedicaba cuanto tiempo le era posible. Al licenciarse, acabó su carrera y oposiciones de magisterio en Bilbao, entregado a la docencia en diversos puntos de España. Más tarde fue destinado como profesor de la Escuela Superior Indígena en Fernando Poo, dónde permaneció 10 años. De su estancia en tan lejanas tierras, entonces colonia española, guardó inmejorables recuerdos y recibía visitas de antiguos alumnos que hoy ocupan altos cargos como Bualo, a quién inició en la pintura. No se me olvida el gran caparazón de tortuga, los cuadros y fotos que había en su casa pero sobre todo, su respeto y admiración hacia otras tierras, sin dejar de amar las suyas propias. Tras la jubilación seguía bien atento la evolución de sus alumnos y alumnas a quienes nos contagió su pasión por la escritura, y la historia de lo cercano. Además de ser corresponsal de Heraldo de Aragón, mantuvo una intensa actividad literaria que comenzó en Guinea con un libro que fue declarado de texto en todas las escuelas. Allí colaboró en el periódico “Potopoto” (Ejemplar nº CERO, del Potopoto, director Francisco de Anta, fecha 8 de Julio de 1.965) significa “barro” y en “Ébano”, también en la revista “África” publicada en Madrid. Amante de la historia y de su tierra, es autor de libros y trabajos como “Historia de la Villa de Tobed”, o “Estudio iconográfico sobre el Papa Luna” o “La industria en la historia del Valle del Grío”.
Como os he dicho, estuvo muy ligado a Pastriz y sus gentes, y gracia a él los “pastriceros” sabemos de nuestros orígenes e historia y hemos conservado, las raíces de nuestro folclore y chispa aragonesa (al menos, la que suscribe). “Historia y sociología de Pastriz” y “El dance de Pastriz” son los títulos bajo los que se recoge la esencia de Pastriz. En estos tiempos donde parece que ningún alumno recuerde o admire a sus profesores, ahí va mi homenaje a don Daniel, un gran maestro y mejor persona. De don Daniel os puedo decir que plantó muchos árboles, vio crecer a sus hijos y sus nietos y escribió mucho y muy bien. Sé que se ha ido de este mundo con todos sus deseos hechos realidad, contando uno que a mi me emociona: leer mis reportajes en el Heraldo cada domingo o esperarlos ávidamente. Allí donde estés, espero que seas feliz. Gracias querido maestro.
Eva Hinojosa